miércoles, 14 de marzo de 2012

Nuestra tertulia sobre El río que nos lleva

El intercambio de opiniones se desarrolla con el interés y la amenidad que
viene siendo habitual en la dinámica del grupo. Empezamos con una primera
intervención de todos los asistentes, comentando los aspectos que cada uno
consideraba más sobresalientes y haciendo una valoración inicial de la obra.

A juicio de Maite el autor habla poco de los gancheros y cree que es una
pena porque la novela podría servir para hacer un homenaje a un oficio que
casi ninguno conocemos porque ha desaparecido.

Loli opina que tal vez el motivo por el que Sampedro no centra el argumento
de forma más directa en la actividad de los gancheros es porque la elección
del tema se debe al impacto que le causó a los trece años el encontrarse una
cuadrilla de hombres caminando por encima del agua, llamando su atención ver
el río lleno de maderos que bajaban, pero no por un conocimiento más cercano
de ese tipo de vida.

Algunos comentan que el ritmo de la trama les ha parecido lento en algunos
capítulos, y que podría considerarse una novela costumbrista en la que
refleja las tradiciones de los pueblos por los que pasan.

Para Isabel y Begoña la obra es una metáfora de la vida humana, motivo por
el que se titula El río que nos lleva en lugar de llamarse Los gancheros,
por poner un ejemplo.

Loli se refiere al capítulo de la convalecencia de Sannon en la casa de Don
Pedro, partidario de la vida natural y de la libertad de ideas. Cree que
resulta denso para el lector medio y que en algunos párrafos se alarga en
reflexiones y planteamientos casi filosóficos.

El personaje de Paula anima el debate especialmente movido por la simpatía
que despierta en todos, destacando en unos casos por su prudencia de
carácter, en otros por su habilidad para controlar situaciones difíciles.
Santiago quiere destacar los méritos del escritor, capaz de crear el
personaje con una personalidad tan extraordinaria que despierta la
admiración de los lectores.

La tertulia discurre de forma natural, como si fuera la corriente de un río,
aflorando muchas ideas sueltas imposibles de recoger todas.

Otras obras suyas que recomendamos para su lectura son La vieja sirena, Real
sitio, El amante lesbiano, Mar a fondo, y, de una forma muy especial, La
sonrisa etrusca, que leímos en las primeras etapas del taller y todavía
seguimos recordando con agrado.

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