viernes, 11 de enero de 2013

El planteamiento de nuestra novela

A juicio de su autor ninguna novela es perfecta y todas podrían mejorarse en tantos aspectos que el resultado daría lugar, incluso, a una obra nueva. Lo digo una vez más, la última ya, justo antes de que empecemos a construir la estructura de nuestra propia novela. Y lo digo precisamente para evitar en lo posible que el exceso de perfeccionismo entorpezca la escritura de quienes, persiguiendo un prurito de perfección imposible, se sienten inútilmente agarrotados y anulados para escribir una sola palabra en beneficio de otra mejor que nunca nos convencerá del todo.

Cada uno escribiremos nuestra obra. No se trata, por consiguiente, de asistir al nacimiento de un libro escrito por otro, sino de que cada uno escribamos uno diferente siguiendo unas mismas pautas de trabajo.

Necesitaremos, lógicamente, el material para escribir. Puede ser una libreta, un cuaderno, un paquete de folios, un ordenador, una máquina de escribir. Cualquier cosa sirve. Conviene que sea algo muy barato o, como en el caso de la informática, un sistema con posibilidades de escribir y reescribir cuantas veces nos haga falta sin preocuparnos ni del papel empleado ni del dinero malgastado cada vez que nos apetezca tirarlo todo para empezar el mismo capítulo o retocar un párrafo.

Lo primero que debemos decidir es el tema que queremos desarrollar a lo largo de las páginas, y pueden ser tantos como se nos ocurran, desde los más concretos a los más genéricos. Una vez que hayamos hecho la eleccion, trataremos de concretarla en cuatro o cinco renglones como mucho, no hacen falta más, y lo haremos de una manera sencilla y clara. Podemos hacer varios ensayos hasta quedarnos con la idea que más nos guste, que será en lo sucesivo lo que intentaremos desarrollar a lo largo de la obra.

Más adelante veremos que la idea principal que proponemos no es necesario que aparezca de manera explícita y directa, sino que más bien forma parte del fondo del argumento, algo así como el aire o el agua en el que se desenvuelven los seres vivos, empapados y envueltos en el medio que les contiene y condiciona su vida y sus actos.

En mi caso particular, cada uno debe elegir su propio tema, escribiré una novela sobre el acoso personal que sufren muchas mujeres que trabajan.

Para empezar, tal y como venimos diciendo, escribiré en la primera o segunda hoja de mi libreta un pequeño planteamiento del tema sobre el que tratará la novela. Después de varios intentos la redacción me ha quedado así:

"Una joven oficinista se ve obligada a actuar para defenderse
del acoso al que le somete el jefe del departamento
donde realiza prácticas de gestión administrativa".

He elegido este tema porque creo que me será sencillo acomodar el argumento a la trama del cuento de Caperucita que seguiremos como referencia, y, por otra parte, el ambiente administrativo es un medio que conozco bien debido a mi trabajo diario, y los problemas derivados del acoso laboral y las tensiones generadas por el afán de subir en el escalafón aunque sea a costa de otros son cosas que no me son ajenas y puedo tener facilidad para hablar de ellas. Conviene conocer lo mejor posible el medio en el que va a desenvolverse nuestra obra, puesto que no sólo debemos tener en cuenta los elementos que aparecerán de forma explícita sino también otros muchos que, no aludiendo a ellos, sí pueden incidir en la obra o influir en la credibilidad de lo que se cuenta.

La siguiente fase consistirá en hacer un resumen de dos o tres folios donde expongamos el argumento general y las características principales de la novela, pero a estos aspectos nos referiremos en el siguiente apartado.


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