viernes, 30 de octubre de 2015

RV:

 

Contraportada de La luz se llama Julia

 

 

Eutiquio Cabrerizo nace en Fuentearmejil (Soria) en 1953., perdiendo la vista en edad muy temprana. Ingresa, a los ocho años, en los colegios de ciegos de la ONCE, concretamente en el de Pontevedra, y en ellos cursa los Estudios Primarios y el Bachillerato, conviviendo con alumnos y maestros a los que se alude y homenajea en esta obra. Posteriormente, continúa sus estudios ya fuera de la Institución de Ciegos, y fija su residencia en Santander, trabajando en la once donde realiza entre otras tareas relacionadas con la cultura y con los libros.

En el año 1999 ganó el primer premio Tiflos para escritores con discapacidad visual con su novela La charca de los enebrales, en la que el protagonista y los principales personajes son ciegos. Su siguiente obra, Estelas de una diosa, publicada en el año 2003, se recrea en el crisol de la memoria tratando de discernir cuánto hay de objetividad y cuánto de recreación intelectual en lo que retenemos del pasado. Fue finalista en la primera convocatoria del concurso literario José Saramago de santander. Laura laureada, 2008, son las vicisitudes del protagonista al salir del internado donde ha pasado sus años escolares, sus primeras frustraciones, sus primeros desconciertos, las tribulaciones viejas que siguen condicionándole a pesar de otras experiencias y del paso del tiempo.

En el año 2008 publicó Un taller de lectura y escritura para ciegos, que resume los siete primeros años del taller de animación a la lectura que dirije en Santander desde el año 2000, fomentando el amor a los libros y la creatividad literaria.

 

 

Otros libros suyos son Cuentos de un pueblo con picota, 50 cuentos de nuestro pueblo y 101 cuentos de nuestro pueblo, estos últimos publicados con otros autores, recogiendo la tradición cultural de su lugar de nacimiento.

 

"La luz se llama Julia" obtuvo el segundo Premio de novela para escritores ciegos en la XXVII edición del concurso Premios Tiflos de Poesía, Cuento y Novela. Nos muestra el discurrir cotidiano de una persona ciega durante tres días sucesivos de su vida, describiendo impresiones sensoriales, su actividad laboral, sus relaciones sociales y su afición a la literatura, especialmente de libros de la literatura universal con personajes ciegos. Leyendo La luz se llama Julia, el lector se pone en la piel del protagonista y vive en primera persona otro modo de percibir la realidad. Distinto, pero que no por ello deja de ser enriquecedor y apasionante, más enriquecedor y apasionante si cabe.

 

( Para ponerse en contacto con el autor: eutiquio@cabrerizo.es )

 

 

jueves, 23 de julio de 2015

Un trabajo de Historia Moderna

Trabajo sobre La danza de los Tapuyas (tarea 2)

Grado de Antropología Social y Cultural.

Historia Moderna.

Autor: Eutiquio Cabrerizo Cabrerizo.

Centro asociado de Cantabria.

Tel.: 646 43 10 80.

Email: eutiquio@cabrerizo.es.

 

 

 

            La expansión del viejo mundo nade de la tendencia teleológica del ser humano de progresar buscando la mejora de su calidad de vida y de la necesidad de dar respuesta a las grandes preguntas existenciales que han actuado de motor de cambio desde la antigüedad, a través de la influencia de la Academia platónica y su visión cosmográfica.

Los primeros en aventurarse más allá del mundo conocido fueron los Portugueses, que desde que en 1415 se apoderaron de Ceuta disputarían con España la organización de repetidas expediciones de exploración y dominio progresivo de las islas atlánticas próximas, entrando en un conflicto de intereses geoestratégicos que se agravaría a partir del descubrimiento de América.

Las discrepancias entre España y Portugal fueron resueltas  inicialmente por el papa Alejandro VI, que en 1493 emitió las bulas Inter Caeterea y por la firma del Tratado de Tordesillas de 1494, por el que España y Portugal acordaron el reparto de las exploraciones de las tierras desconocidas, estableciendo una línea divisoria a 370 leguas al Oeste de las islas de Cabo Verde, reservando América para la exploración española y Asia para Portugal. Este reparto hace posible la conquista de la monarquía lusa de las tierras brasileñas en 1500 con la justificación de que se situaban dentro de la demarcación geográfica fijada a pesar de que Vicente Yáñez Pinzón había tocado esas costas unos meses antes.

Sin embargo, Inglaterra, Francia, Dinamarca y Holanda no reconocieron los tratados hispano-lusos, emprendiendo diversas iniciativas de colonización de territorios del Nuevo Mundo, lo que, entre otras conquistas supone el dominio temporal holandés de la zona noreste de Brasil, con capital en Recife dentro del territorio de Pernambuco, además de asentarse de forma más estable en las islas Curazao, Aruba, Bonaire y, La Guayana, dominios de privilegio que aprovecharía para el comercio triangular y para el contrabando.

La vorágine colonizadora de las nuevas tierras descubiertas, una vez superados los atavismos al Mar Tenebroso, se desarrolló para dar respuesta a la necesidad de atender a la subsistencia del aumento demográfico europeo, pero también la búsqueda de lugares para el cultivo del azúcar y el surgimiento de leyendas relacionadas con la existencia de fuentes inagotables de oro y plata, y la existencia de plantas tintóreas para satisfacer la demanda de las clases pudientes europeas. Las expediciones eran multidisciplinares, formando parte de las mismas hombres de ciencia destinados al estudio y la catalogación de los recursos naturales, y profesionales del dibujo y la pintura, encargados de documentar gráficamente las condiciones de vida y las costumbres de los territorios conquistados.

Con este fin, el conde Mauricio Nassau, Gobernador General y administrador de la compañía de Las Indias Occidentales de 1637 a 1644, se hizo acompañar de una comitiva constituida por el naturalista Georg Marcgraf, el médico Willem Piso, el paisajista Frans Post y especialmente el pintor y dibujante Albert Eckhout, que centraría su trabajo en las personas, destacando aquellos rasgos que les diferenciaban del modelo europeo en lo que podríamos considerar un estudio antropológico de los tipos étnicos que conformaban la diversidad social de Brasil en esa época.

Los historiadores de arte han querido profundizar en las causas que pudieron llevar a los colonizadores al encargo de estos testimonios gráficos, pero es difícil la unanimidad en las conclusiones alcanzadas. En un principio se considera que Eckhout pintó sus cuadros para ser expuestos en el palacio del gobernador-general pero se cree que nunca cumplieron esta finalidad debido a que las pinturas eran excesivamente grandes para ser ubicadas en la mansión de Nassau. Lo más probable, por consiguiente, es que su interés radicase en testimoniar los aspectos diferenciales con el fin de propagar la importancia de los territorios conquistados.

El cuadro de La danza de los Tapuyas representa una escena en el que ocho indígenas tapuyas desnudos y sexuados bailan portando lanzas y tacapes en lo que podría interpretarse como un comportamiento festivo, pero también como una ceremonia ritual guerrera. Los cuatro hombres del primer plano se hacen diferenciar del resto llevando grupos de plumas de guacamayo rojo en la cabeza y en los tacapes. Uno de ellos dirige su mirada hacia delante, concentrando la atención del espectador, en lo que podría interpretarse como un gesto de diferenciación social del grupo de que forma parte. Dos mujeres ataviadas con un atuendo que sólo oculta una parte mínima de su cuerpo, les observan desde un lado con las manos tapándose las bocas en un gesto que podría interpretarse como de cuchicheo o de timidez, aunque algunos críticos de arte sugieren que podrían encontrarse marcando el ritmo de la danza con algún instrumento de viento.

En cuanto a elementos representativos de la fauna autóctona, en La danza de los Tapuyas destaca la presencia de un armadillo, que aparece en el cuadro en una posición estudiada para su realce, y podemos colegir que ha sido incluido en la composición por estar cubierto de placas duras, formando una especie de coraza exótica que utiliza como protección en casos de peligro. Más abundante es la flora, destacando de modo especial un buen ejemplar del caju o flamboyant, una de cuyas ramas puede verse con frutos y hojas por encima de las cabezas de las dos indígenas. Destacan, asimismo, troncos de cocoteros, además de la presencia de la selva sugerida con su frondosidad en el paisaje del horizonte reflejado en el cuadro.

En La danza de los Tapuyas se resalta la fuerza vital de los indígenas y la exuberancia de la naturaleza brasileña, a buen seguro principal objetivo del encargo hecho por Mauricio Nassau como bien puede deducirse a la vista del resto de los cuadros de Eckhout, donde abundan los ejemplos de fauna y flora local (serpiente muerta, perro doméstico, cobaya o capibara, una fruta de mandioca cortada, un guayabo, cañafístulas, maracuyá, recipiente de calabaza, brazaletes de semillas, cesta de fibras vegetales con frutas...), además de muestras de manifestaciones de canibalismo, esclavitud y presencia colonizadora.

Los holandeses fueron expulsados de sus posesiones de Brasil en 1654, después de un período de sucesivas confrontaciones con grupos independentistas y de rebelión, pero el tiempo transcurrido en Pernambuco representa una etapa de progreso durante la que se desarrolló de forma notable el conocimiento sobre los procesos de cultivo del azúcar y el comercio de los judíos de origen portugués. Es un período de tolerancia social, cultural y religiosa, muy alejada de las convulsiones sociales que se estaban viviendo en las Provincias Unidas derivadas de los movimientos calvinistas que estaban imponiéndose en el corazón de Europa y terminaría con la firma de la paz de Westfalia.

Algunas de las pinturas de Albert Eckhout fueron regaladas por Nassau a Luis XIV en 1678, y se reprodujeron en tapices mediante la Manufactura de los Gobelinos con una difusión sorprendente, tal vez a causa de la subyugación colonial de la naturaleza pujante y del buen salvaje. Así, podría considerarse como influencia eckhoutiana el ensayo sobre el canibalismo de Michel de Montaigne, y sirvieron de inspiración para algunas de las obras de Rubens, Bessel y el brasileño Teófilo de Jesús.

 

 

 

Bibliografía:

 

Montaigne, Michel de. Ensayos. Ed.  Cátedra , D.L. ISBN: 84-376-0539-3.

 

Platón. Diálogos (Timeo y Critias). Ed. Gredos , 1992. ISBN: 84-249-1478-3.

 

Wikipedia. Albert Eckhout. http://pt.wikipedia.org/wiki/Albert_Eckhout (22/04/2015).

 

REBECA PARKER BRIENEN. Visions of Savage Paradise: Albert Eckhout, Court

Painter in Colonial Dutch Brazil. Amsterdam: Amsterdam University Press,

2006. Revista Iberoamericana, Vol. LXXV, Núm. 226, Enero-Marzo 2009, 269-302. http:// revista-iberoamericana.pitt.edu/ojs/index.php/Iberoamericana/ (22/04/2015).

Ana Claudia Mei Alves de Oliveira

Pontificia Universidade Católica de São Paulo: Comunicação e Semiótica Centro de Pesquisas Sociosemióticas. Signa. Revista de la Asociación Española de Semiótica. Núm. 10, 2001. http://www.cervantesvirtual.com/obra/signa-revista-de-la-asociacion-espanola-de-semiotica-4/

 

lunes, 6 de julio de 2015

trabajo de Antropología

            Visión de la provincia marroquí de Heha, en tiempos de Luis del Mármol Carvajal reflejada en su libro Descripción de África

 

Luis del Mármol Carvajal nació en Granada en 1524, siendo hijo ilegítimo de un escribano de la Real Chancillería de descendencia judeoconversa y probablemente de una mujer morisca. Estas dos circunstancias de su nacimiento fueron determinantes a lo largo de su vida, perjudicando sus aspiraciones profesionales a causa de las limitaciones impuestas por una sociedad en que la limpieza de sangre resultaba determinante para la promoción social.

 

A los once años se enroló en una expedición organizada por Carlos V para conquistar Túnez, respondiendo a la vocación de viajero que le iba a llevar, tras ocho años de cautiverio por distintas tierras del norte de África y de Italia. En estos viajes tuvo noticias de León el Africano, también granadino, cuyo libro Della Descrittione dell'África utilizaría como fuente informativa en su propia obra.

 

El período pasado como prisionero de la dinastía Saadí, que dominó El Rif y demás territorios norteafricanos colindantes en el siglo XVI y buena parte del XVII y que se consideraban a sí mismos descendientes del profeta Mahoma, le permitió aprender las lenguas árabes y conocer las costumbres, la cultura y el modo de vida de los pueblos que visitó durante veinte años, antes de fijar su residencia en Madrid hacia 1557 y en Andalucía a partir de la guerra de Las Alpujarras (1568-1571). Es en ese momento (1573) cuando escribe su Descripción General de África, en la que se incluye el fragmento objeto de estudio y análisis.

 

El texto seleccionado muestra el interés del autor hacia las personas, resaltando su modo de vida y los recursos económicos con los que contaban. Se refiere a un núcleo poblacional menor, lo que puede deducirse de las menciones que se hacen de Safí, bajo dominio portugués hasta mediados del siglo XVI en que fueron derrotados por la monarquía Saadí, emporio de origen fenicio que intensificó su actividad comercial después de la conquista de Granada como encuentro de las culturas cristianas y mahometanas.

 

El primer párrafo describe la vida rural de la población, que se dedica al cultivo de la cebada y de unos árboles frutales a los que llama erqués de cuyas pepitas extraen el aceite. En el texto analizado se especifica en concreto que "no se coge en ella ningún trigo" y no aparecen tampoco referencias al cultivo de higueras, olivos y viñedos, típicos del clima mediterráneo, y que a buen seguro puede referirse en otra parte de la obra, en coincidencia con la información proporcionada por León el Africano. Respecto a fauna se detalla en concreto la explotación del ganado cabrío y la abundancia de abejas para la comercialización de la miel y la cera. Es de suponer la existencia de ganado lanar para la elaboración de prendas de vestir, a que nos referiremos más adelante, y tal vez el empleo de animales de trabajo, como asnos, caballos o mulos característicos de las zonas rurales mediterráneas.

 

Las frases dedicadas a la idiosincrasia de sus pobladores están escritas en presente, son cortas y terminantes: Se dirigen a remarcar que se trata de gentes de comportamiento violento, incultas y carentes de formación religiosa. Presta una atención especial a la estructura social, estudiando las diferencias entre unos y otros y los símbolos visibles de cada caso. Los únicos que saben leer son los alfaquíes, expertos en jurisprudencia coránica, que sirven de orientación al resto en el cumplimiento del islam, y no tienen profesionales para atender los problemas de salud. 

 

La última parte del texto Luis del Mármol insiste en resaltar la estratificación de la sociedad deteniéndose en las formas de vestir como elementos externos que marcan desigualdad social. Los hombres llevaban el pelo y la barba rapada hasta que se casaban, y a partir de entonces se dejaban crecer la barba y un mechón de pelo en la cabeza como señal de ser mahometanos.

 

El común de las personas utilizaba ropas vastas. Los que pertenecían a la clase alta de la sociedad se hacían distinguir con el uso de prendas de más difícil adquisición. Los alfaquíes remarcan el prestigio de su profesión mediante el uso de bonetes colorados. Las prendas de tejidos foráneos escasean y, por consiguiente, son muy valoradas, utilizándolas un número muy reducido de hombres y mujeres que cuentan con recursos sólo disponibles para los grupos sociales privilegiados con acceso a los núcleos del poder.

 

A lo largo del fragmento analizado subsisten dos referencias relacionales con otros tantos elementos sociales ajenos a la comunidad poblacional. Nos referimos a Safí como ciudad de estrato superior que ejerce influencia territorial en los asentamientos humanos menores limítrofes, y la existencia de una actividad mercantil de adquisición y de intercambio de productos de extracción local por otros proporcionados por mercaderes llegados de fuera. Safí está dominada por los portugueses hasta 1541 en que es arrebatada por el empuje de la dinastía Saadí, aliada con Solimán el Magnífico del imperio otomano, y desarrolla una gran actividad comercial internacional al margen de las controversias bélicas, atrayendo comerciantes genoveses, venecianos, moriscos y, como se concreta de forma explícita, cristianos provenientes de Córdoba y Toledo.

 

Luis del Mármol persiguió durante toda su vida que se le reconociesen sus méritos como viajero, militar e historiador, muriendo en torno al año 1600 sin lograr su sueño de que Felipe II le hubiera honrado con el nombramiento de Cronista Real. Sin embargo, su obra, a pesar de la influencia directa recibida de León el Africano como se dice más arriba, es importante para el conocimiento de los pueblos del norte de África, puesto que son muy abundantes los comentarios y reflexiones que demuestran que conoció personalmente el modo de vida de los pueblos a los que se refiere, lo que evidencia que los visitó y vivió entre ellos. Nos proporciona, por consiguiente, una información especialmente valiosa por haberla obtenido como observador participante, al modo en que a lo largo del siglo XX realizaron sus trabajos de campo los antropólogos que aplicaron las técnicas iniciadas por Malinowski y Radcliffe-Brown.

 

 

Bibliografía:

 

Rodríguez Gómez, D., La influencia de León el Africano en la obra de Luis del Mármol. http://hdl.handle.net/10481/6664 (27-03-2015).

 

Wikipedia, Biografía de Luis del Mármol Carvajal. Http://es.wikipedia.org/wiki/Luis_del_Mármol_Carvajal. (27-03-2015).

 

Radl, J.; Requena, M.; Salazar, L. Estratificación social. Ed. McGraw Hill. 2013.       ISBN: 9788448183097.

Maalouf, A., León el Africano, Alianza Editorial, ISBN 24-206-5401-9.

Malinowski, Bronislaw. Los argonautas del Pacífico occidental. Ed.Península. ISBN: 9788483073988.

 

martes, 30 de junio de 2015

Crítica literaria

 

Comentario sobre “El oro del Rey"

Autor: Arturo Pérez Reverte

Tema: La corrupción política a través de los tiempos

 

Narrador: en primera persona

 

Personajes:

Protagonista, el capitán Alatriste, un espadachín de los de la Edad Media, que anda buscando aventuras y jugándose la piel en cada trance.

Personajes secundarios: Íñigo, un joven que lo acompaña y que pone una nota ingenua en el relato.

El novelista y poeta Quevedo, a cuyas órdenes trabaja en esta obra Alatriste

 

Género: histórico en la modalidad de "capa y espada"

Estilo: narrativo

Argumento:

El protagonista llega a Sevilla después de haber luchado bravamente en Flandes, y frecuenta lugares donde se reúnen espadachines y aventureros. Aquí se encuentra con antiguos conocidos y se involucra en nuevas aventuras, esta vez lo contratan altos personajes en la tarea de boicotear un barco cargado de oro que viene de América.

El autor nos pone de manifiesto, nos sé si para consolarnos, que en todo tiempo ha habido corrupción, y personajes que roban para sobrevivir, a los cuales se les persigue y castiga con la cárcel. Mientras otros roban para enriquecerse a lo grande, no se les llama ladrones, sino corruptos (que queda mas estético) rara vez los castigan, no devuelven lo robado y en poco tiempo vuelven a la sociedad, con un buen puesto de trabajo, gracias a su demostrada pericia en artes infamantes

Este libro es un documento que nos instruye en la vida de aquellos siglos en que la desesperación o la aventura lanzaba al mar a tantos europeos en busca de mejores perspectivas de supervivencia.

 

Concluyendo:

que la Historia se repite, que en todo tiempo ha habido ladrones, corruptos, falta de trabajo y todos los problemas que hoy nos aquejan.

Que hoy tenemos mejores remedios para las enfermedades, mejores medios de viaje, mejores protecciones sociales; y aunque todo esto es mejorable:

¡¡¡CUAALQUIER TIEMPO PASADO, NO FUE MEJOR!!!

 

 

 

jueves, 14 de mayo de 2015

Un fenómeno de reciprocidad negativa

 

 

ORGANIZAR, UN CASO DE RECIPROCIDAD NEGATIVA EN AUSCHWITZ

 

 

 

"En conclusión, el hurto en la Buna, castigado por la Dirección civil, es autorizado y estimulado por los SS; el hurto en el campo, reprimido severamente por los SS, es considerado por los civiles una operación normal de cambio; el hurto entre Häftlinge es generalmente castigado pero el castigo afecta con la misma gravedad al ladrón y al robado. Quiero invitar ahora al lector a que reflexione sobre lo que podrían significar en el Lager nuestras palabras ´Bien´y ´mal´, ´justo´e ´injusto´; que juzgue, basándose en el cuadro que he pintado y los ejemplos más arriba expuestos, cuánto de nuestro mundo moral normal podría subsistir más allá de la alambrada de púas"

 

Primo Levi, en Si esto es un hombre

 

  

  Auschwitz era algo más que un campo de exterminio, más que el paradigma del horror, ya que más allá de lo físico, de lo material, supone la expulsión de los individuos morales a una tierra de nadie, en la que perdían su identidad. En este contexto de deshumanización extrema se despiertan mecanismos instintivos que hacen que los valores vitales se encuentren por encima de los valores morales, y que la transacción de bienes entre los prisioneros de los campos de concentración, se convierta en una estrategia de salvación de la propia vida.

  En el libro En el corazón de la zona gris. Una lectura etnográfica de los campos de Auschwitz (Moreno, 2010), Paz Moreno Feliu, nos presenta una visión antropológica de los campos de Auschwitz y desde una perspectiva holista nos transmite, basándose en los testimonios/memorias de los supervivientes, como era el día a día en aquel submundo y en qué consistía "la zona gris" de las relaciones sociales que surgieron en aquel contexto. Aunque son analizados en esta obra algunos temas como los rituales de paso, el cómputo del tiempo, las jerárquias, etc. En este ensayo me voy a centrar al dedicado a "La circulación de bienes: ´organizar´".

  Antes de adentrarme en los argumentos desarrollados por la autora, quiero realizar un breve apunte sobre la "reciprocidad", ya que la explicación que se maneja para desarrollar la circulación de bienes en los campos de concentración, se encuentra basada en la "reciprocidad negativa". M. Sahlins (1972) entre las diversas formas de integración económica distingue la reciprocidad y la redistribución. Dentro de la reciprocidad distingue: 1) La generalizada que sería el extremo de solidaridad. 2) La compensada o equivalente que sería un intercambio directo de bienes. 3) La negativa. El intento de conseguir algo por nada con impunidad, o las transacciones abiertas y llevadas a cabo para obtener una ventaja utilitaria neta. Esta última es en la que se basa Paz Moreno para su análisis, y a partir del que voy a realizar mi desarrollo.

  Los prisioneros en los campos de concentración eran sometidos a un proceso sistemático de expropiación total de todos los rasgos que les identificaban como seres humanos individuales: detención, transporte, despojamiento de sus pertenencias personales, violencia física, separación de los grupos familiares. El último rasgo humano se les extirpaba desnudándoles de sus ropas, cortándoles el pelo y marcándoles un número en el brazo que sustituirá al nombre propio por el que habían sido conocidos hasta entonces. La eliminación del nombre que hace singulares a las personas, tiene el efecto inmediato de despersonalizarlas, amputándoles la categoría de Persona en el sentido más clásico del concepto. El proceso de deshumanización, de animalización, se completaba así, y a partir de ese momento eran tratados con métodos comparables a los que se desarrollan con rebaños de animales estabulizados: humillaciones constantes, sometimiento a situaciones de hambre y trabajos extenuantes, riesgo permanente de aniquilación desvaneciéndose en el aire a través de las chimeneas de los hornos crematorios. La eficacia del método conseguía que los prisioneros fuesen conscientes de la ruptura con todo lo anterior y de la necesidad de desarrollar nuevos mecanismos de autodefensa, dejando en suspensión la conducta moral aprendida para dar prioridad a lo más esencial: "sobrevivir".

  El primer desconcierto, una vez adquirida la conciencia de encontrarse sumergido en un mundo cerrado en el que ni el tiempo, ni el espacio, ni las relaciones sociales con los otros carecen del sentido que tuvieron antes, es la prioridad de adquirir objetos básicos para atender a sus necesidades vitales, como una cuchara y una escudilla para comer, mejores ropas y calzado para combatir el frío inhumano, útiles de aseo para cuidar el aspecto personal y mejorar su situación dentro de la estratificación jerarquizada de los prisioneros.

  Es la primera vez que un prisionero escucha la palabra "organizar", y tiene la impresión de que no significa lo que para él significó siempre ese término. "Organizar" es conseguir algo sin preocuparse por el medio para obtenerlo. Un trozo de jabón a cambio de una salchicha, unos cuantos cigarros por un trozo de pan, la camisa y los pantalones de alguien duchándose. 

En algunas ocasiones, cuando se trataba de objetos especialmente valiosos, podía seguirse su rastro a lo largo del recorrido de la cadena de intercambios, recordando el fenómeno del kula descrito por Malinowski que tenía lugar en las islas Trobriand de 1914 a 1920, donde los brazaletes y los collares pasaban de unas manos a otras entre sus habitantes.

 

  También el significado de otras muchas palabras de uso frecuente: "Canadá" son los almacenes de los objetos conseguidos con la llegada de nuevos detenidos, con los que se hacían muchas transacciones;

  En el mundo cerrado, diríamos aislado en el sentido de espacio de terreno perdido en medio del mar, la propiedad de mutabilidad que tienen las palabras para alterar la vinculación del significado y el significante, producía un efecto predatorio en los prisioneros que contribuía a modificar sus referencias influyendo incluso en sus convicciones primordiales.

 

 

 

      El estudio realizado por Moreno Feliu, se basa en el testimonio de los memorialistas que sobrevivieron y dejaron constancia de las condiciones extremas de la vida en los campos de concentración Nazis, quienes relatan su experiencia personal realizando un ejercicio de interiorización doloroso, lo que les lleva muchas ocasiones a desplegar recursos subjetivos de justificación moral con el fin de ser capaces de convivir con el recuerdo de los comportamientos a que se vieron impelidos. De este modo, comprobamos los efectos que produce en los internos de forma inexorable el uso repetido de palabras conocidas con acepciones creadas interesadamente para imponer los principios ideológicos deseados. Diríamos que la utilización de unos mismos sistemas de comunicación modificando de manera forzada la interpretación de su significado, logra influir en la plasticidad sináptica del cerebro presentando la realidad desde un enfoque nuevo, en el que cambia por completo su relación con el entorno y hace reaccionar a las personas de un modo discordante con el modo en que lo venían haciendo. Por ejemplo, el Tercer Reich modificó el valor de las palabras fanático y fanatismo utilizándolas insistentemente como heroico y virtuoso, logrando la transformación de los significados hasta creer que una persona fanática era un héroe y un virtuoso. Este método consigue revertir el sentido de lo que se entiende por la palabra organizar, que en situaciones normales puede referirse a distribuir, ordenar o planificar argo, a la que artificiosamente se le adjudica el concepto de conseguir, sea un objeto o un servicio sin que resulte relevante el procedimiento utilizado para obtenerlo. Esta alteración del uso artificioso del lenguaje incide de manera automática en toda la serie de hechos vinculados con el efecto de dar, recibir, hacer trueques y apropiarse, una cadena de vínculos humanos a la que dedica Marcel Mauss en 1924 su Ensayo del Don y que, en sus expresiones más extremas se concreta en lo que se conoce como reciprocidad negativa, o más directamente en la manifestación de robar como medio para poseer algo, destruyendo los sistemas de relaciones sociales entre personas.

  Removidos hasta los cimientos los hábitos de intercambio de bienes que están presentes en las comunidades humanas desde las sociedades igualitarias y posteriormente han ido conformándose en las distintas culturas como instrumento positivo de socialización.

  :::::

  Organizar llega a relacionarse con una ambiguuedad moral, representando un elemento esencial para la supervivencia. La filóloga Giuliana Tedeschi, una de las memorialistas estudiadas por Moreno Feliu, intenta abarcar la amplitud de transaciones comprendidas bajo el término organizar, como intercambiar lo más heterogéneo o tomar algo por nada: "La forma en que los prisioneros organizan a expensas de todo el mundo, no tiene fin. Y quien no organice, está muerto".   Robar organizando se convirtió, en boca de otra memorialista, en un arte, una virtud, algo para enorgullecerse. "Muchos organizaban la ración del pan del vecino sin tener en cuenta si podría morir de hambre como consecuencia, o los zapatos del compañero de cama, sin importarle si umos pies sangrantes los condenaban al crematorio. Robando pan, zapatos, agua, robabas una vida para ti mismo, incluso a expensas de otras vidas". La vida en el campo dependía directamente de organizar, de aprovechar todas las oportunidades de conseguir lo necesario para vivir cada uno sin plantearse los efectos que pudiese conllevar para los demás.

  La actividad podía realizarse debido a que se extendía por la línea jerárquica de prisioneros y alcanzaba a los mandos del campo y los trabajadores civiles externos, que recibían bienes organizados por los prisioneros, y se enriquecían con el comercio de objetos de valor procedente de los detenidos.

  En definitiva, el fenómeno de organizar invierte el sistema del intercambio y la reciprocidad tradicionales, desapareciendo las reglas de la moral compartida del don , sustituyéndolas por la práctica generalizada de la apropiación  instintiva sin la conciencia de la obligación de dar, recibir y devolver. Los bienes tomados no recuerdan la esencia de su anterior propietario y, por consiguiente, nada vincula a quien ahora lo posee con el anterior, produciéndose un acto de transación de bienes que llega a constituirse como reciprocidad negativa.

Terminamos nuestro trabajo con unas palabras de Primo Levi, con la autoridad que le otorga su condición de prisionero y salvado, que pasó el resto de su vida esforzándose en abarcar la subversión de la realidad de los campos de concentración, y le costó la muerte: "El ingreso en el Lager era, por el contrario, un choque por la sorpresa que suponía. El mundo en el que uno se veía precipitado era efectivamente terrible pero además, indescifrable: no se ajustaba a ningún modelo, el enemigo estaba alrededor, pero dentro también, el "nosotros" perdía sus límites, los contendientes no eran dos, no se distinguía una frontera sino muchas y confusas, tal vez innumerables, una entre cada uno y el otro". (Los hundidos y los salvados. cap. II).

  

  Conclusiones:

  Durante la lectura detenida de la obra de Moreno Feliu nos sorprende cada vez con más fuerza a medida que vamos teniendo conocimiento del volumen y la gravedad de los hechos sucedidos, la actitud mostrada por las entidades internacionales, tanto políticas como religiosas, que difícilmente pudieron ignorar lo que ocurría y, sin embargo, no actuaron en absoluto para evitarlo ni militarmente ni tampoco mediante gestiones eficaces de tipo político, económico o influencia moral.

Los campos de concentración desarrollaron su intensa actividad de exterminación de millones de seres humanos en unas condiciones de total impunidad sólo posible si físicamente se ubicaran fuera del planeta o, al menos, hubiesen alcanzado un grado de invisibilidad mundial que resulta de todo punto imposible sin la tolerancia y en consentimiento de las fuerzas sociales que hubieran podido impedir su existencia.

  Conociendo la realidad en los campos de concentración Nazis, pensamos en la  existencia de establecimientos que pudiesen estar actualmente desempeñando una función semejante,, y nos viene a la mente Guantánamo, los espacios de detención de prisioneros en Iraq y Afganistán, las condiciones de vida de los palestinos en la Franja de Gaza y en los centros de internamiento de inmigrantes, y pensamos si sus promotores estarán gozando del mismo privilegio de invisibilidad y de ignorancia interesada, sobre todo considerando la poca información que trasciende a los medios de comunicación sobre su actividad diaria y su funcionamiento.

  Por último, en cuanto a lo que se refiere a la transación pública de bienes, es posible que en la actualidad nos encontremos sometidos a una situación semejante, tomadas las debidas distancias, en la que se está realizando la misma utilización subvertida del lenguaje para trasmutar el sentido del intercambio público de bienes y servicios, y que cuando muestros políticos y grandes empresarios hablan de "crecimiento negativo de salarios", "nueva ponderación de impuestos" y "reajustes estructurales en los programas de Educación, Sanidad y personas dependientes", el objetivo y las consecuencias reproduzcan el fenómeno del don en las condiciones más desfavorables para los destinatarios finales: la práctica de la reciprocidad negativa desarrollada en Auschwitz con la instrumentalización del verbo organizar.

 

Bibliografía

 

Moreno Feliu, P.: En el corazón de la zona gris. Una lectura etnográfica de los campos de Auschwitz. Madrid, Editorial Trotta, 2010.

Levi, P.: Si esto es un hombre. Barcelona, Mucnik Editores, 1987.

 

 

        Levi, P.: Los hundidos y los salvados, El Aleph, 2000.

        Malinowski, B.: Los argonautas del Pacífico Occidental, Barcelona, Península, 1975.

 

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        Mauss, M.: Ensayo sobre el don, ed. Katz, 2010.

Sahlins.: Stone Age Economics. Chicago, Aldine, 1972.

 


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