domingo, 26 de enero de 2020

Un refugio para Clara, de Marta estrada

Un refugio para clara, de Marta Estrada. La discapacidad auditiva no es la mejor comprendida de las deficiencias

 

 

     Me ha sorprendido muy gratamente el enfoque elegido para mostrar al lector en esta obra, Un refugio para Clara, de Marta Estrada, la realidad cotidiana de una discapacidad que no suele ser tampoco la más frecuente en el panorama de la Literatura. Por lo general, las deficiencias de las personas suelen emplearse en el arte como recurso instrumental para introducirnos en el lado indeseado de la naturaleza humana y, por consiguiente, se hacen resaltar los rasgos negativos, incluso dotándoles de aspectos incompatibles con las relaciones sociales y la buena convivencia en sociedad. Por este motivo he elegido hoy la obra de esta autora, que va ya por su tercera novela y mantiene una tendencia creciente de ventas. No en vano ha despertado el interés de las editoriales más renombradas.

            El argumento se resume en cuatro líneas, por supuesto que dejando fuera el meollo de todo lo que representa lo esencial de la obra, en la que lo secundario es lo que se nos muestra y lo fundamental es la atmósfera vital en que nos vemos gratamente envueltos desde el principio hasta el final.

           Clasificada como romántica y erótica, considero que el encasillador del libro ha preferido hacerlo siguiendo intereses comerciales en lugar de resaltar el enfoque social que con toda seguridad quiere dar la autora a su novela. La hija de Clara se queda parapléjica como consecuencia de un accidente de circulación conduciendo su madre, lo que crea en la protagonista un sentimiento de culpa que, sumado a la disolución de su matrimonio tras una larga temporada sufriendo violencia de género y la dedicación absoluta a su hija en el hospital, le llevan a una situación de estrés y la necesidad de tomarse un respiro pasando unos pocos días en un pueblo de los Pirineos descansando aislada del mundo. Pero una tormenta de nieve le hace tomar el rumbo equivocado y le obligará a refugiarse en la cabaña de un hombre de apariencia arisco y taciturno, que le ofrece su ayuda pero que se comporta como si le molestara su presencia. Eric es un joven de treinta y pocos años, con una buena formación académica, deportista y sordo desde la adolescencia. Ese tiempo aislados del mundo serán días en que descubran la forma mejor de comunicarse a pesar de las fricciones de los primeros momentos, surgen los primeros acercamientos, las  pequeñas y grandes complicidades, comparten  sus respectivas experiencias de vida y las mutuas ganas de vivir y redescubrir el amor.

     Un refugio para Clara no es una novela de entretenimiento para leer en la playa o mientras nos damos un baño caliente con espuma de colores. Es una novela que toca temas tan delicados como las minusvalías o el maltrato psicológico, y la aptitud constructiva que nos permitirá superar dificultades y seguir adelante, encontrar la parte positiva de cada situación, y vivir la vida viviéndola. No es un drama intrascendental para pasar un buen rato mientras lo leemos sino un ejemplo de superación y de segundas oportunidades.

           La novela se estructura en cincuenta y siete capítulos, con  un prólogo y un epílogo.

            En términos generales, nos preguntamos si es normal que en el siglo XXI siga siendo necesario el empleo de personajes con discapacidad dotados de facultades impactantes, como suelen ser la mayoría de ellas, en lugar de personajes más adecuados que sirvan como referencia de la diversidad funcional y la riqueza social que están en condiciones de aportar a la sociedad cada uno de los miembros que la constituyen con independencia de sus características individuales y sus sinergias concretas.

      En Un refugio para Clara, la autora refleja un gran conocimiento sobre la realidad de las personas con discapacidad auditiva a través del coprotagonista de su novela, y sobre las habilidades de motricidad y socialización de su hija de pocos años, que maneja su silla de ruedas con la espontaneidad simpática de una niña inquieta que no sabe y no quiere quedarse quieta por nada.

  Marta Estrada pensamos que quiere ir más allá, y que utilizando como metáfora la sordera de Eric nos indica la posibilidad de que sea la propia sociedad quien se muestra sorda, por no decir también ciega, insolidaria y estúpida en el sentido académico de necia y falta de inteligencia. El parsonaje de Eric representa, de una parte, el potencial humano de cualquier persona con independencia de sus circunstancias y, de otra, la responsabilidad colectiva de la sociedad que hace oídos sordos a la realidad diversa que nos constituye como comunidad de seres necesitados de vivir en convivencia, aportando cada uno sus capacidades...

      Está publicada por la editorial Destino, Colección Áncora y Delfín, año 2013, y tiene 444 páginas.

     La página web de la autora la podéis visitar en http://partaestradagalan.es, y en ella encontraréis información sobre sus restantes novelas, comentarios de sus seguidores, microcuentos y otros muchos contenidos. Seguro que os gusta.

 

 

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