Me quedan 50 páginas para terminar La falta, de Paula izquierdo, y sigo manteniendo varias posibilidades de solución del argumento. desde el principio me planteé si el título orientaría sobre la opinión de la autora o se trataría, más bien, de un punto referencial artificioso para fijar la atención del lector en un sentido diferente que iría trasladándose a su lugar definitivo a medida que avanza la trama y la exposición de las ideas principales que motivan la escritura de una obra en forma de novela.
La elección de la palabra que constituye el título puede ser en sí misma una dualidad premeditada, y empiezo a sospechar que La Falta no alude al sentimiento de un acto incorrecto que causa la conciencia de culpabilidad sino, en otro sentido muy distinto, al hecho de la ausencia de una de las figuras literarias que forman el coprotagonismo de la obra junto con el personaje que aparece en primer plano. De este modo no se trata de que nadie se sienta culpable sino de que alguien sufre la marcha, el desprendimiento definitivo del personaje que siempre tuvo junto a él sin ser consciente de la fuerte unión que existía entre ellos, hasta el extremo de llegar a ser casi la doble identidad de un mismo ser único.
Quedan más cosas, manejadas como símbolos: la casa de la playa es el refugio; el sur es el paraíso; el mar es la vida.
¿Y las figuras femeninas? Me quedan 50 páginas, y serán imprescindibles para interpretarlas. La casa, el paraíso y la vida deberían embocarnos hacia algún tipo de árbol cargado de manzanas, aunque puede adoptar la contorsión más inesperada. tal vez una cama.
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