ellos saben el momento en el que nos pillan descuidados y lo aprovechan para manipularnos impunemente.
No existe ninguna razón para que yo esté ahora volviendo a leer por enésima vez, que voy a aprendérmela de memoria, La Odisea, y de repente en un instante de consciencia descubro que he vuelto a interesarme por ella y estoy leyendo ya la décima rapsodia. Mi primera reacción es abandonar y reanudar mi plan de lecturas pendientes, pero me siento empujado por la inercia de seguir hasta el final y decido no rebelarme. No merece la pena. Los libros nos manupulan caprichosamente, y de sobra saben ellos que no tenemos fuerzas para oponernos a sus designios. Son como los dioses.
¿Por qué ha sido esta vez? No puedo estar seguro. creo que me arrastró la curiosidad de descubrir el nombre de la isla de calipso, donde retuvo durante siete años a Odiseo, y que luego quise saber el nombre de la mujer del rey alcino, que la última vez olvidé anotarlo en algún sitio para retenerlo en la memoria. después quise asegurarme del número de compañeros que devoraba Polifemo... Pero para qué voy a seguir indagando en los motivos que me han llevado a internarme otra vez en este libro maravilloso que ha inspirado tantos otros a lo largo de la historia de la literatura, tantas películas, tantas series de televisión, tantos juegos y juguetes, tantos motivos artísticos en las distintas facetas del arte...
a veces los libros nos manipulan impunemente, y no sabemos el modo de liberarnos de ellos. Tal vez ni siquiera queramos hacerlo.
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