José Saramago es el escritor más español de todos los que nacieron en el
extranjero y decidieron fijar su residencia definitiva en España.
Yo conocí en primer lugar su obra, después su idea sobre la condición humana
y, por fin, también a través de sus libros, descubrí que había nacido en un
pueblo muy pequeño en las inmediaciones del Tajo, cerca de su desembocadura,
en tierras de nuestra vecina Portugal, no en España. Claro está, como pronto
supe, que en su arquitectura política mental, la península Ibérica
constituye un sólo país, y no dos, como el discurrir de la Historia ha dado
en escindir equivocadamente.
El libro que le concedió popularidad social fue Ensayo sobre la ceguera.
Antes había publicado otros muchos con los que fue adquiriendo prestigio
como defensor de los más desfavorecidos de la sociedad, y también de crítica
hacia el testamento religioso cristiano y la estorsión del sentido religioso
de Ocidente desarrollada a lo largo de los siglos por la Iglesia católica.
Algunos de los títulos anteriores son: Alzado del suelo, Memorial del
convento, el evangelio según Jesucristo, El año de la muerte de Ricardo Reis
y La balsa de piedra.
La publicación de Ensayo sobre la ceguera, además de otorgarle la
consagración literaria como uno de los escritores portugueses más conocidos,
representa el inicio de una nueva forma de transmitir su doctrina social,
menos densa para hacerla más comprensible, y a la vez también menos
definida, dejándola abierta a interpretaciones diversas, como si el escritor
hubiera querido abrirse a todos los hombres, departiendo con ellos en
amigable compañía, con independencia de que desde la altura de miras de su
condescendencia y su tolerancia, él sí tuviera bien claro lo que quería
decir en su obra para que quien tuviera oídos para oír oyera. Algunos de sus
libros posteriores son: Todos los nombres, La caverna, El hombre duplicado,
Ensayo sobre la lucidez, Las intermitencias de la muerte, El viaje del
elefante, y, por fin, Caín.
Este mes de octubre en nuestro taller de lectura vamos a
leer Ensayo sobre la ceguera. Nos gustaría recibir tus comentarios y tus
interpretaciones sobre el símbolo que el autor utiliza para representar la
incapacidad humana para enfrentarse a la realidad circundante y las
dificultades para mantener las propias convicciones por encima de los
intereses fácticos que nos acosan.
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