MEMORIA HISTÓRICA
Familiares y personas comprometidas con la memoria histórica colocan en la capital ocho ‘stolpersteine’, las placas que vienen instalándose por toda Europa en recuerdo de las víctimas de Hitler
Cuatro 'Stolpersteine' colocadas el pasado viernes 14 de octubre en Madrid.
NORA G. FORNÉS
Madrid - 25 OCT 2022 - 05:30 CEST
Estas son las historias de ocho hombres que, de algún modo, han regresado a sus casas. Han vuelto en forma de adoquines dorados que han sido colocados recientemente en diversas calles de Madrid. Ocho placas cúbicas en las que hay inscritos un nombre y una biografía escueta, de estilo telegráfico. Son las llamadas stolpersteine, palabra que significa literalmente “piedras que hacen tropezar” en alemán. Fueron ideadas por el artista berlinés Gunter Demnig en 1992, que decidió plantar baldosas para recordar a las víctimas del nazismo en el último lugar donde estuvieron instaladas antes de ser deportadas a campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Las primeras se inauguraron en Austria, pero poco a poco han ido traspasando las fronteras hasta brotar por toda Europa, y rozan ya las 100.000.
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Tropezar con la memoria
Jesús Rodríguez e Isabel Martínez se han encargado desde 2019 de organizar la instalación de las stolpersteine en Madrid, además de contactar con los parientes de las víctimas tras un largo proceso de investigación. Acompañados de un séquito de familiares de los deportados y de apasionados que reivindican la importancia de la memoria histórica, el viernes 14 de octubre colocaron ocho en homenaje a ocho españoles del bando republicano que se exiliaron a Francia al final de la Guerra Civil española y que tuvieron la mala suerte de ser deportados a campos de concentración y de exterminio durante la ocupación nazi francesa del régimen de Vichy. Cinco acabaron asesinados en los campos, dos fueron liberados y a otro se le perdió la pista desde su ingreso en el campo. De momento hay 42 adoquines dorados en la capital española y el próximo viernes 28 de octubre se sumarán otros nueve.
El recorrido del viernes empezó en la Plaza de España y terminó en el Paseo de Recoletos.
SATURNINO ARROYO ALONSO (Madrid 1915-Gusen 1941)
La ruta empieza en el número 8 de la calle Duque de Osuna —lo que antes era el 58 de la calle Leganitos—, al lado de Plaza de España. Ahí vivía Saturnino Arroyo con sus dos hermanos y su padre, viudo, que era sereno. Ninguno tuvo descendencia. En el Centro Documental de la Memoria Histórica consta que fue teniente de la 68 Brigada Mixta durante la Guerra Civil, se exilió a Francia y pasó por varios campos de concentración franceses. Después fue detenido e internado en dos stalags —campos de prisioneros de guerra previos a los campos de concentración—, primero en Zagan (Polonia) y después en Trèveris (Alemania). De este último salió en 1941 para llegar a Mauthausen y posteriormente fue trasladado al subcampo de Gusen, donde fue asesinado el día de Navidad de ese mismo año.
Una mujer sostiene la 'stolpersteine' de Saturnino Arroyo antes de colocarla delante de su portal.JESÚS RODRÍGUEZ
Del edificio sale una mujer escocesa que vive allí y se para ante el grupo que rodea su portal. Comenta, entusiasta, que le parece una labor muy necesaria, y pregunta: “¿Sabéis cuál era su piso? ¿Daba al exterior?”. Pero no obtiene esas respuestas, ya que no hay familiares de Arroyo entre los participantes.
MANUEL SALVADORES VERDASCO (Madrid 1920-Hartheim 1942)
En plena Plaza de España, donde ahora hay plantado un edificio de oficinas, vivió Manuel Salvadores. Tras exiliarse a Francia al finalizar la guerra, se apuntó a una compañía de trabajadores y fue destinado a trabajar a la Línea Maginot —una línea de defensa construida por Francia a lo largo de sus fronteras del noreste—. Fue detenido en Estrasburgo y de allí salió el 11 de diciembre de 1941 con destino a Mauthausen. Un par de meses después de su llegada fue destinado a Gusen, donde permaneció un año trabajando en la cantera. El 4 de febrero de 1942 salió para el castillo de Hartheim, donde murió, gaseado, cinco días después. No había llegado a cumplir los 22 años.
La 'stolpersteine' de Manuel Salvadores y su hueco.JESÚS RODRÍGUEZ
Jesús Rodríguez e Isabel Martínez lograron hablar con dos sobrinos y una sobrina nieta de Salvadores. Entre ellos, había discrepancias de si debían o no poner la stolperstein en su memoria, ya que a algunos no les gustaba la idea de que lo fueran a pisar. De hecho, este mismo argumento fue utilizado por Charlotte Knobloch, autoridad judía de Baviera, para prohibir su instalación en las calles de Múnich y otras ciudades de la región. Sin embargo, Rodríguez prefiere verlas como micromonumentos de la vía pública que pueden sorprender a los viandantes, quienes, para leerlos, se inclinan y conceden una especie de reverencia a la persona recordada.
CÉSAR BLASCO SASERA (Madrid 1877-Dachau 1944)
César Blasco ya era mayor cuando fue detenido el 8 de diciembre de 1943 por la Gestapo en el pueblo de Vernet les Bains (Languedoc-Rosellón), junto con otros siete militares republicanos españoles que, como él, se habían exiliado a Francia tras la derrota del bando republicano. Blasco había sido coronel en el Ejército español desde 1933. Los ocho apresados fueron trasladados y detenidos en Perpignan, acusados de diferentes cargos. De ahí pasaron al campo de concentración francés de Vernet d’Ariège, cerca de Toulouse. El 30 de junio de 1944 fueron trasladados a la cárcel de Toulouse y el 2 de julio iniciaron un viaje en el “tren fantasma” que los llevó al campo de concentración de Dachau el 28 de agosto. Murió el 21 de diciembre de ese año a los 67 años.
Su stolperstein ha quedado instalada en la estrecha calle de Santa Clara, adonde acudieron sus sobrinas nietas y una sobrina bisnieta de Blasco. Sabían que su tío abuelo había muerto en un campo de concentración, pero no tenían muchos más datos. “Lo del tren nunca lo habíamos oído”, comentan. De hecho, le pidieron a Rodríguez que les enviara más información. Cuando les preguntan si ellas habían vivido en ese edificio, una contesta que no, y otra propone a sus hermanas: “Podríamos subir a investigar quién vive aquí ahora”.
VENANCIO ORTELLS MENÉNDEZ (Madrid 1909-Neuengamme 1945)
Al lado de la Puerta del Sol, Venancio Ortells vivió en lo que ahora es el Hotel Europa. Aunque no se sabe muy bien su trayectoria durante la Guerra Civil, sí que hay documentos que acreditan que en Francia estuvo internado en el campo de concentración de Argelès y, como la mayoría de sus compañeros, ingresó en alguna compañía de trabajadores extranjeros. Fue detenido por la Gestapo e internado en Compiègne, de donde fue trasladado el 15 de julio de 1944 al campo de concentración de Neuengamme, en el que fue asesinado el 15 de febrero de 1945.
En esta cuarta parada, las obras en Sol interfirieron en la colocación de esta stolperstein, ya que el hueco reservado para ella había sido recubierto por error. “La pondrán otro día”, resuelve Martínez, pragmática. Este es un caso raro en el que los familiares del deportado decidieron no implicarse en el evento, e incluso rechazaron que se les devolviera un anillo de Ortells con sus iniciales que se conserva en los archivos de Arolsen, “seguramente por evitar confrontaciones en la familia”, conjetura Rodríguez.
DOROTEO GORDO ALONSO (Madrid 1913-Buchenwald ?)
La familia de Doroteo Gordo habitó en la portería del número 9 de la Gran Vía, donde ahora se encuentra el elegante Hotel Catalonia. Apenas hay datos de su trayectoria. El 31 de diciembre de 1936 fue ascendido a teniente. Después, se conoce su detención el 20 de abril de 1943 en Francia. Por las fechas en que es detenido, Rodríguez y Martínez especulan que estaba en la Resistencia contra los nazis en el régimen de Vichy. Fue llevado a Compiège y de ahí a Buchenwald, donde llegó el 19 de enero de 1944. Se desconoce cuál pudo ser su destino, “aunque posiblemente fue asesinado”, apunta Rodríguez.
Unas turistas alemanas pasan por medio del convoy mientras el albañil municipal coloca la placa, y exclaman una frase en alemán de la cual todos los asistentes comprenden una sola palabra: stolpersteine. Alemania es el país con más micromunumentos de este tipo, y solo en 2019 contaba con 56.000, por lo que sus habitantes están habituados a verlos por las calles.
RAFAEL ACOSTA MORENO DE LA SANTA (Madrid 1916-Martignas-sur-Jalle 2000)
Durante la Guerra, Rafael Acosta fue teniente en el cuerpo de Sanidad. En el exilio pasó por el campo de concentración de Septfonds. Se alistó en la compañía de trabajadores y fue destinado a Bretevilles-sur-Laize (Normandía). Detenido en Compiègne, fue deportado al campo de concentración de Neuengamme el 21 de mayo de 1944, al que llegó el día 24. Acosta fue uno de los pocos sobrevivientes. Tras su liberación, se quedó en Francia y murió a principios de 2000 en Martignas-sur-Jalle, al lado de Burdeos.
ELEUTERIO DÍAZ-TENDERO MERCHÁN (Consuegra, Toledo 1882 - Dachau 1945)
En el transitado Paseo del Prado residió Eleuterio Díaz-Tendero, militar español republicano que luchó en la Guerra Civil. En 1934 fundó la Unión Militar Republicana Antifascista (UMRA), nacida para luchar contra la actividad de la derechista Unión Militar Española (UME), la cual ya había empezado a actuar violentamente contra destacados militares republicanos. Durante la Guerra Civil fue el encargado de realizar purgas y limpiezas de expedientes de algunos miembros del ejército republicano. En los últimos momentos de la guerra, con la caída de Cataluña, partió a Francia.
En Toulouse fue detenido en el Castillo de Colliure y un año después apresado allí por la Gestapo. Fue enviado a Dachau, donde a pesar de sufrir numerosas penalidades ingresó en el Partido Comunista clandestino e incitó a la resistencia entre sus compañeros. El 13 de febrero de 1945 acabó en uno de los hornos crematorios del campo, apenas unas semanas antes de la liberación de Dachau.
Eleuterio Díaz-Tendero Merchán.CEDIDA POR LA FAMILIA
Su nieta Jany Gandía, que acude a Madrid desde Toulouse, muestra y lee la última carta que escribió su abuelo un día antes de morir, arropada por dos primos que residen en España. Explica que la misiva llegó a manos de su abuela Remedios gracias a Vicente Parra, un compañero de Díaz-Tendero que estuvo con él en Dachau y cuya stolperstein cierra la ruta. En ella se despide de sus seres queridos con tono solemne pero sin perder la compostura.
VICENTE PARRA BORDETAS (Madrid 1886-Caracas 1967)
El recorrido se cierra en el Paseo de Recoletos 31. El médico Vicente Parra se mudó allí después del golpe de Estado de 1936. Después de cruzar los Pirineos, fue detenido en 1943 por la policía de Vichy y encarcelado en el campo de Le Vernet, sospechoso de ser agente de enlace comunista. De allí salió camino de Dachau tres días después del desembarco de Normandía, como pasajero del “tren fantasma”. En la enfermería de Dachau, Parra atendió a los prisioneros.
Vicente Parra Bordetas.CEDIDA POR LA FAMILIA
Tras la liberación de Dachau, volvió a Toulouse y se integró en la plantilla del Hospital Varsovia, un centro abierto por refugiados españoles del que llegó a ser director. Jany Gandía subraya la importancia de Parra en Toulouse: “Salvó muchas vidas allí, de gente sin papeles, o que no se podía permitir la sanidad. Se merece una estatua en el actual Hôpital Joseph Ducuing-Varsovie”. En 1948, en un entorno influido por la caza de brujas anticomunista de Estados Unidos que forzó su cese como director, el médico y su familia se marcharon a Venezuela, donde murió en 1967. Desde Caracas acudieron a la instalación de su adoquín varios familiares y su nieta Marisa, que habló mientras se disponía la placa. Con emoción en la voz, ensalzó, ante todo, “su amor por la medicina, que nunca cesó”.